Cultiva tus propios alimentos
¿Sabías que los alimentos que se cultivan en casa no solo saben mejor y son más nutritivos, sino que, además, son más sostenibles? ¡Una apuesta ganadora! Puedes cultivar tus propios alimentos en cualquier lugar, aunque no tengas un jardín. ¡Es más fácil de lo que piensas y puede resultar una experiencia divertida y gratificante!
Tu impacto
Consejos y pasos de la acción
Introducción
Cultivar tus propios alimentos es una excelente manera de reducir tu impacto, ahorrar dinero y gozar de una experiencia divertida y gratificante. ¡Y esas verduras frescas y recién cosechadas simplemente SABEN mejor!
La jardinería también es una excelente forma de estar en contacto con la naturaleza, ya sea en un apartamento o en tu propio jardín. Es muy satisfactorio ver florecer y crecer algo que cuidas con tus propias manos, y puedes aplicar prácticas de cultivo sostenible y eliminar el impacto en carbono de preparar, envasar y transportar alimentos. Además se suma la alegría y el sentido de comunidad que produce compartir tu cosecha con tus amigos y vecinos. ¿Y quién podría rechazar unos tomates caseros? Las frutas y verduras que se cultivan en casa también tienen más azúcares y nutrientes, ya que pueden madurar en la planta, en lugar de cosecharse antes de tiempo para ser enviadas a la tienda. ¡Por eso también saben mejor!
Cultivar tus alimentos también permite acceder a productos frescos, un aspecto clave de la resiliencia y la igualdad social. Los alimentos cultivados en apartamentos, jardines comunitarios y jardines traseros proporcionan una fuente de productos accesibles, locales, de bajo costo y alta calidad, y pueden reducir el uso de pesticidas. Con el cultivo en el hogar, tú mismo y toda tu comunidad podrán mantenerse resilientes y saludables.
1Paso 1: Elige el espacio
Huertos al aire libre: Un buen lugar para un huerto de verduras será una zona relativamente llana, con un terreno con buen drenaje. Si no dispones de un espacio ideal para plantar en el terreno, puedes plantearte usar jardineras con tierra de buena calidad, que pueden colocarse casi en cualquier lugar.
Luz solar: Lo ideal sería encontrar un lugar con al menos 6-8 horas de luz solar al día. Si dispones de un espacio amplio, presta atención a la dirección del sol y las sombras para saber dónde hay más o menos luz solar. Entre las plantas que crecen mejor con abundante luz solar se incluyen los tomates, las calabazas, los pimientos, los melones, las berenjenas, el maíz y los pepinos.
Si no dispones de tanta luz solar, ¡no pasa nada! Muchas plantas comestibles crecen bien en entornos más sombreados. Busca lugares que tengan dos o más horas de luz solar directa al día. La luz solar filtrada durante todo el día también sirve. Extra: El sol bajo produce menos evaporación, por lo que estas plantas no necesitarán tanta agua. Las verduras de raíz, como zanahorias, remolachas, nabos, rábanos, colirrábano y patatas, crecen bien en sombra parcial (4 horas o más de luz solar directa). Los frijoles y las coles de Bruselas son también fantásticas opciones. Las verduras de hojas como la rúcula, las espinacas, los berros, la col rizada y la lechuga son más tolerantes a la sombra (es decir, 2 horas de luz solar directa o luz solar filtrada, por ejemplo, bajo un árbol durante todo el día). También tienen una temporada de crecimiento mucho más corta, lo que significa que puedes cosecharlas muy poco tiempo después de la siembra.
Espacios más pequeños: Muchas hierbas y verduras crecen muy bien en macetas o pequeñas jardineras. La mayoría de las hierbas, lechugas, germinados y brotes también crecen bien en interiores. Animarán la ventana de cualquier cocina y son mucho menos costosas que las hierbas y verduras frescas que se compran en las tiendas.
Piensa, además, en un espacio tridimensional. Si dispones de un pequeño patio, porche o balcón, puedes aprovecharlo al máximo cultivando plantas trepadoras con la ayuda de cables o celosías, como tomates cherry, chícharos y el tipo de frijoles que crecen en enredaderas. Hasta las plantas de calabaza, melón y pepinos se pueden orientar para que crezcan como trepadoras. La jardinería vertical trata de aprovechar cada pulgada de la que dispones y también resulta práctica para ahorrar agua.
Espacios comunitarios: Si no tienes espacio en casa, aplica la creatividad. Comprueba si hay espacios de huertos comunitarios en tu zona y considera los tejados y balcones, o incluso espacios públicos como callejones, aceras o el centro de una rotonda. En el caso de los espacios públicos, consulta en las oficinas municipales si es necesario obtener algún permiso. La jardinería en espacios limitados o en centros urbanos es una tendencia creciente llamada “agricultura urbana” y lleva tanto vegetación como abundancia de productos hasta los centros urbanos con más densidad de población.
2Paso 2: Elige qué vas a cultivar
Las hierbas, las frutas y las verduras son tan diversas como las personas. Crecen en diferentes momentos del año y requieren diferentes cantidades de agua y luz solar. Algunas necesitan más atención y cuidados, mientras que otras se adaptan a una amplia variedad de entornos.
Conoce tu zona: Las diferentes plantas prosperan en distintas condiciones en función del clima del lugar donde vives, sobre todo, de la temperatura y los patrones de lluvia de la zona. Por eso, las mejores plantas para cultivar y la temporada de crecimiento varían según la región. Los agricultores y los jardineros determinan las plantas más adecuadas y la temporada de crecimiento mediante un mapa de zonas de rusticidad. Tiene sentido que las plantas crezcan en diferentes momentos en el sur de California en comparación con el norte de Minnesota. Puedes buscar tu zona, las plantas recomendadas y el programa de siembra en este mapa del calendario de siembra. Busca tu zona en el mapa y luego haz clic en el enlace de zona para obtener más información.
Ten en cuenta el tiempo del que dispones y tus preferencias: La jardinería puede ser una experiencia muy fructífera, pero ¡lleva tiempo! Piensa cuánto tiempo tendrás durante la temporada de crecimiento (o con quién puedes compartir el trabajo y los frutos). Si optas por plantar a lo grande, necesitarás más tiempo, si bien es cierto que algunas plantas necesitan más cuidados que otras. Por ejemplo, los frijoles y los rábanos crecerán en abundancia casi sin ayuda, y las cebollas, los ajos, las verduras de raíz (zanahorias, remolachas, chirivías), los tubérculos (especialmente las patatas), las espinacas y las hierbas suelen necesitar poco mantenimiento. Sin embargo, los tomates solo prosperan con podas y otros cuidados continuos. Además, recuerda plantar las verduras que más te gusten. ¡No siembres seis plantas de berenjenas si no sabes si querrás berenjenas frescas en cada comida!
Aquí tienes una lista fantástica de variedades vegetales para principiantes:
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Hierbas (albahaca, romero, tomillo, perejil, eneldo, cebollino)
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Lechuga
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Acelgas, espinacas o kale
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Frijoles verdes
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Chícharos
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Rábanos
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Remolacha
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Tomates (la variedad de arbusto o cherry son las más fáciles)
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Calabacín (o zucchini)
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Pimientos
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Zanahorias
Una vez que empieces, verás que puedes cultivar muchas más cosas. Puedes agregar árboles frutales (dependiendo de la región), deliciosos básicos como cebollas, patatas y ajos... Básicamente cualquier alimento que se te ocurra.
¿Sembrar semillas o no? Otra opción para cultivar plantas es sembrar semillas o comprar plántulas. Las semillas son menos costosas, pero tendrán que plantarse antes (algunas personas siembran en interior y luego las trasplantan en exteriores). Con plántulas, pagas un poco más para que alguien se ocupe del primer paso. Las plántulas pueden ser una excelente manera de iniciarse para principiantes. De cualquier manera, lo ideal sería elegir semillas o plántulas orgánicas, si puedes. Aún mejor sería adquirir variedades locales, que suelen denominarse “heirloom” o plantas nativas.
Plantas como los tomates, los pimientos y la berenjena suelen comprarse en plántulas o sembrarse en interior semanas antes de la época de siembra, ya que tardan mucho tiempo en producir fruto.
3Paso 3: ¡Prepárate y comienza a sembrar!
Ahora que sabes lo que vas a sembrar y cuándo vas a hacerlo, se recomienda finalizar un calendario de siembra, diseñar un plano, conseguir todo lo necesario y, por último, plantar.
Elabora un calendario de siembra
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¿Elegiste plantas con diferentes periodos de siembra? ¡Haz un calendario para tenerlo todo controlado! Utiliza el calendario de siembra del paso #2 anterior y ten en cuenta también la primera y la última fecha habitual de heladas, que puedes encontrar aquí con solo introducir tu ciudad/estado o código postal.
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¿Por qué son importantes las fechas de heladas? Ciertas plantas resistentes, como las patatas, los ajos, la col rizada, las remolachas y el brócoli son plantas de estación fría y se pueden sembrar bastante antes de la última helada. En el caso de los cultivos de estación cálida, como los tomates y los pimientos, deberás esperar hasta que acabe el peligro de heladas.
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Es posible que en tu zona haya una o dos temporadas de crecimiento. Revisa el calendario de siembra para obtener más información. Algunas plantas crecen mejor al principio de la temporada de siembra y otras son más tardías.
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Si esto te parece complicado o todavía no quieres apostar a lo grande, ¡no pasa nada! Comienza poco a poco. Prueba con unas pocas plantas y luego amplía tus opciones en la siguiente temporada.
Haz un plano
Ahora que ya tienes tu calendario, ¡diseña un plano! Puede ser útil (y divertido) diseñar tu huerto basándote en las distancias necesarias entre semillas, las condiciones y el control natural de plagas. Los principios generales son los siguientes:
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Siembra las plantas más altas (maíz, trepadoras, tomates) en el lado norte para minimizar la sombra que producen unas sobre otras.
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Haz un esquema de los niveles de luz solar en la parcela y distribuye las plantas en función de su tolerancia al sol y a la sombra.
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Separa las plantas. La regla general es separar las semillas o las plántulas al menos 2 pies si la planta crece en arbustos (pimientos, brócoli, tomates, etc.) y al menos 6 pulgadas si son plantas de un solo tallo (verduras de raíz, maíz, ciertas hierbas como cilantro, perejil, etc.). Puede parecer demasiado espacio en un principio, pero amontonar las plantas reducirá la cosecha
Considera la asociación de cultivos
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Una opción fantástica que eligen muchas personas dedicadas a la jardinería doméstica es la asociación de cultivos o permacultura, que consiste en cultivar determinadas plantas cerca de otras para maximizar el espacio, eliminar plagas y mejorar el sabor y el rendimiento del huerto.
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Algunas hierbas y plantas, como la albahaca y el limoncillo, son excelentes inhibidores naturales de plagas. Puedes plantarlas en los bordes del jardín para reducir las plagas durante toda la temporada de crecimiento.
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Otras plantas, como los girasoles y los frijoles, se complementan mutuamente ya que crecen mucho y así se maximiza el rendimiento. Muchos jardineros afirman que si plantas albahaca cerca de los tomates, mejora su sabor.
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Sin embargo, es mejor separar ciertas plantas. Los tomates, las patatas y la calabaza no se deben sembrar juntas, ya que sufren plagas comunes, como algunos hongos, y pueden transmitírselas entre sí.
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Puedes consultar una completa tabla de asociación de cultivos aquí.
Obtén todo lo necesario
Materiales para el cultivo en interiores, pequeños espacio o terrazas, aceras y balcones:
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Macetas y platos para el agua. Cuanto mayor sea la maceta, más espacio tendrá la planta para crecer y suministrarte alimento. Comprueba que las macetas tienen drenaje (por ejemplo, un agujero en el fondo) para evitar que se pudran las raíces.
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Colgar algunos cestos puede ser una excelente forma de aprovechar el espacio. Las fresas, los tomates, las batatas dulces y otros cultivos que crecen en rama se dan muy bien en este tipo de cestos.
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Tierra para sembrar. La mejor opción es la mezcla orgánica para macetas.
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Una pequeña pala, tijeras para podar y una regadera.
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Apoyo para algunas plantas. Las plantas trepadoras necesitan celosías o tutores para crecer, por ejemplo, los tomates crecerán más saludables con soportes específicos.
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¡IMPORTANTE! Si no dispones de abundante luz solar directa (por ejemplo, un balcón orientado al sur), puedes usar luz artificial. Así le proporcionarás la luz necesaria a la planta para producir fruto. También ayudan a secar las plantas más rápido en interiores, lo que favorece la salud de la tierra.
Materiales para huertos al aire libre:
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Si vas a sembrar directamente en la tierra, los únicos materiales básicos que vas a necesitar son una pala, una azadilla, tijeras de podar (tijeras de jardinero) y suministro de agua (manguera o riego).
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Otra opción a la que puedes recurrir son las jardineras elevadas. Son más cómodas para tu espalda, permiten alargar la temporada de crecimiento en zonas frías y resultan una solución sencilla en lugares con tierra de mala calidad.
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Puedes introducir un sistema de riego por goteo. Consulta la sección de riego para obtener más información.
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Pregunta en tu vivero habitual qué plantas necesitan tutores y consigue los materiales necesarios (estructuras para tomateras, celosías) para facilitar el crecimiento saludable de la planta. Algunos materiales, como las estructuras para las tomateras, pueden ser costosos en función de la zona y de cuántas necesites. No temas. Una búsqueda rápida online te permitirá encontrar opciones baratas que podrás hacer tú mismo para sujetar las plantas.
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Con un sistema de etiquetado (con palitos de polo y un rotulador), podrás llevar un buen control de lo que siembres en las primeras fases de crecimiento.
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Dependiendo del terreno, también puede ser recomendable adquirir productos que mejoren su calidad. Te ofrecemos información más abajo.
¡Planta!
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Antes de plantar, retira toda la maleza y añade fertilizantes y otros productos de mejora del terreno (más información abajo)
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A continuación, planifica cuáles serán las primeras plantas que debes sembrar según el calendario y el plano que diseñaste.
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Ahora llega la parte más difícil, ¡ser paciente mientras brotan y se convierten en algo maravilloso!
Apuesta a lo grande: Conoce tu terreno y mejora su salud
¿Vas a cultivar en exteriores? Conocer la salud de la tierra, así como las formas de mejorarla y mantenerla, es muy recomendable. Estos son algunos principios adecuados para maximizar la salud del terreno.
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Conoce mejor tu terreno. Puedes hacer algunas pruebas en la tierra para conocer su acidez, tipología, capacidad de drenaje y composición de nutrientes.
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Muchos condados y ciudades cuentan con servicios de pruebas gratuitos, información sobre la tierra y programas de compostaje local. ¡Pueden ser de gran ayuda! Consulta en tu tienda de productos de jardinería habitual o realiza una búsqueda rápida en Google si alguno de estos programas está disponible en tu zona.
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Utiliza fertilizantes que produzcan el menor daño posible a los organismos vivos del terreno y las raíces de las plantas. En general, esto significa usar fertilizantes naturales, como harina de hueso y fertilizante de pescado. Los fertilizantes químicos pueden perjudicar la salud del agua y son tóxicos para algunos animales.
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Utiliza el mínimo de pesticidas y herbicidas, y solo cuando sea absolutamente necesario. En el paso #4 puedes ver consejos sobre el control natural de plagas.
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Potencia la diversidad de las plantas y plantéate usar cultivos de cobertura para mejorar la salud del terreno. Los cultivos de cobertura son plantas que crecen entre cosechas de alimentos para ayudar a potenciar la salud del terreno. Sirve para evitar que el terreno quede expuesto entre temporadas de crecimiento, lo que permite que la maleza se desarrolle y se reduzca su salud. Se recomienda poner algunas semillas de cultivos de cubertura en tus jardineras al final de la cosecha y regarlas bien antes de que llegue el invierno para disfrutar de cobertura y aportar nutrientes. Obtén más información aquí.
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Alimenta los organismos vivos de la tierra con carbono procedente del compost, estiércol ecológico y residuos de cultivos. Muchos jardineros recomiendan esparcir compost alrededor de las plantas después de sembrar para maximizar la cosecha.
4Paso 4: ¡Cuida tu jardín!
Cuando termines de plantar tu huerto, comienza la diversión. Mantener el huerto es fácil. Solo requiere que lo riegues con regularidad, quites la maleza y podes y cuides tus plantas. Si aparecen plagas, puedes ocuparte de ellas con remedios naturales.
Riega:
Asegúrate de regar las plantas lo suficiente para maximizar el crecimiento, sobre todo en regiones de mucho calor, ¡pero no te pases! Regar a primera hora de la mañana o de la noche permite un uso del agua más eficiente y puede ser una tarea relajante para comenzar o terminar el día. ¿Te estás preguntando si riegas demasiado o no lo suficiente? La norma básica es introducir el dedo en la tierra antes de regar. Si te parece que está seca, significa que debes regar abundantemente. Si está húmeda, tal vez sea mejor esperar un día para volver a regar.
Ten especial cuidado con el riego cuando empieces con tu huerto. Una humedad adecuada y constante es ideal para que las semillas germinen y las plántulas agarren. Evita regar las hojas siempre que sea posible; céntrate en las raíces y la tierra de debajo. Dejar una manguera con el agua corriendo suavemente durante un minuto o dos en la base de cada planta puede ser un buen método. También puedes dejar conectado el sistema de goteo durante un máximo de una hora, según sea necesario.
¡Puedes instalar un sistema de riego por goteo y un temporizador! Conseguirás un exuberante jardín con tan solo una manguera si lo riegas a diario, pero harás un uso mucho más eficiente del agua y ahorrarás tiempo si instalas un sistema de riego por goteo con un temporizador. Esos sistemas constan de unas pequeñas mangueras con orificios alineados con la base de las plantas, de modo que obtienen la cantidad adecuada de agua, justo donde la necesitan. Es mucho más eficiente que el uso de mangueras, ahorra gran cantidad de agua y también es mejor para la planta y para reducir la maleza. A continuación, conecta un temporizador al sistema de goteo. Las opciones básicas se activan al amanecer y riegan durante 15, 30 o 45 minutos, según el ajuste que elijas. Consulta la acción Instala un sistema de riego eficiente para obtener más información.
Elimina la maleza:
Evitar que prolifere la maleza permite que tus plantas comestibles dispongan de más espacio para crecer y no tengan que competir por los nutrientes. Cuanto antes detectes las plantas no deseadas y las arranques, más fácil y menos probable será que se multipliquen. Si eliminas las malas hierbas regularmente al principio de la temporada, lo más probable es que, cuando las plantas estén más crecidas, no tengas que hacerlo con tanta frecuencia. No olvides marcar dónde plantaste las semillas con un palito para que no arranques por error tus nuevas plantas. Algunos jardineros sin experiencia esperarán a que puedan reconocer la diferencia entre sus propias plántulas y la maleza para retirarla. ¡No pasa nada! Solo debes tener cuidado de no dejar que las malezas crezcan demasiado y ahoguen tus plantas.
Control de plagas naturales:
Es posible que tu huerto sufra la presencia de plagas. Es normal y existen muchos remedios naturales para lidiar con ellas. Por lo general, podrás encontrar un remedio natural que no sea perjudicial para el medio ambiente con la mayoría de las plagas. Cada año, en los Estados Unidos se usan aproximadamente 136 millones de libras de pesticidas en jardines y huertos que son perjudiciales para las abejas y muchas otras especies de animales e insectos. Además, contaminan los ríos e incluso crean emisiones que provocan el cambio climático. Es importante tanto para nuestra salud como para la salud de nuestro huerto y del planeta recurrir a los remedios naturales siempre que sea posible
En primer lugar, identifica cuál es la plaga y obtén información sobre los mejores remedios naturales. Aquí tienes un recurso único para averiguar qué es ese bicho inoportuno que hay en tu planta y cómo deshacerte de él.
Poda y cuida tus plantas:
Algunas plantas requieren poco o ningún mantenimiento, mientras que otras necesitan atención constante para crecer mejor. Por ejemplo, las tomateras deben podarse para que las hojas no entren en contacto entre sí ni con la tierra. Así evitarás que se pudran las hojas y la planta dedicará su energía a que crezcan los frutos en lugar de las ramas. Las verduras de hojas verdes desarrollarán muchas más hojas si arrancas las más grandes desde la base uno de cada tres días. Algunas plantas, como la okra, deben cosecharse temprano (para que tengan mejor sabor y textura). Si lo haces regularmente, tendrás frutos durante meses. Cuando algunas plantas (como el cilantro, las espinacas o las verduras de raíz) dedican su energía a la producción de semillas, los elementos comestibles pueden perder sabor, minerales y textura. Puedes evitar esta fase durante un tiempo si arrancas las flores o podas las vainas regularmente. Si “entresacas” plantas que están demasiado juntas (sobre todo las verduras de raíz), obtendrás una cosecha más abundante al final.
Encuentra información sobre cómo se cuida cada tipo de planta: Antes de plantar, investiga la mejor forma de cuidar tus plantas. Después, cuando empieces a cultivarlas, es probable que te surjan preguntas como: “¿Por qué amarillean las hojas de mis tomateras?” o “¿Cómo sé si he regado de más mis pimientos?”. Tu tienda de productos de jardinería habitual, los horticultores profesionales de la zona, tus vecinos e Internet constituyen excelentes recursos. Las comunidades horticultoras y jardineras están llenas de personas deseosas de ayudar en tu entorno y en Internet. Seguramente habrá otros productores en la zona que estarán encantados de compartir ideas, consejos e incluso plantas o herramientas. Además, aunque Internet puede resultar muy útil, los mayores expertos serán otros jardineros de la región. Si haces una búsqueda online, incluye tu zona del paso #2 anterior para obtener mejores resultados.
5Paso 5: ¡Cosecha, prepara o comparte tus alimentos y protege terreno para el próximo año!
Cosecha lo que has sembrado. ¡Ahora comienza la diversión! Las plantas crecen y se desarrollan en momentos diferentes. Consulta las “temporadas de crecimiento” para obtener información sobre el tiempo que pasa entre la siembra y la cosecha. Con la mayoría de las plantas, sabrás cuando parecen listas para comer. Ten paciencia y deja que maduren en la mata.
¡Prepara conservas o comparte! Uno de los placeres de tener un huerto en casa es el botín que has creado con tus propias manos. A veces, sin embargo, será mucho mayor de lo que puedas consumir. Si cosechas un bol de tomates cada día, te durarán más tiempo si preparas conservaso salsas. También puedes regalarlos a los amigos y vecinos cuando sean demasiados para ti. ¡Les alegrarás el día! Algunos bancos de alimentos o comedores sociales aceptan también productos frescos. Puedes buscar los servicios locales si tienes una cosecha abundante y deseas compartirla con más gente.
Entre temporadas: Mientras disfrutas de algunos de tus platos preparados, como encurtidos o salsas, puedes hacer un par de cosas para garantizar la salud de tu huerto en las próximas temporadas.
La primera helada del otoño será el fin para ciertas plantas vulnerables, como los tomates o pimientos. Otros cultivos de temporada fría durarán hasta bien entrado el otoño y las plantas como las patatas, las remolachas y las zanahorias pueden cosecharse cuando las necesites hasta en invierno. El romero es una planta perenne y se puede cosechar durante todo el año. Considera la posibilidad de sembrar cultivos de cobertura al final de la temporada para contribuir a la salud del terreno (consulta el paso #3 anterior).
Más adelante, antes de comenzar a sembrar en la primavera, arranca los restos de la temporada pasada o del cultivo de cubertura y haz compost. Hacer “compost in situ”, es decir, compostar directamente en los bancales o las jardineras ayuda a fomentar la salud del terreno. Solo tienes que enterrar el material vegetal a unas 6-12 pulgadas y cubrirlo con tierra.
Como regla general, el terreno debe cubrirse siempre que sea posible. Si no siembras un cultivo de cobertura, cúbrelo con mantillo orgánico. ¿Rastrillar hojas o cortarlas? Esparce las hojas por la tierra. Además de aportar nitrógeno, mantienen el terreno y los microoganismos más sanos y felices. ¡Pásalo bien en tu huerto!